Un tribunal de Madrid reconoce el derecho de un cocinero a flexibilizar
su horario laboral para poder llevar a su hijo a la escuela, ya que no afecta
al servicio.
Es padre y cocinero en
un colegio de discapacitados, dos ocupaciones
que por las mañanas le resultaba imposible compaginar.
Ficha
a las ocho de la mañana, la misma hora a la que tiene que dejar a su hijo en su escuela infantil.
Después
de que el centro de discapacitados en el que trabaja como cocinero se lo
denegase, un juez de Madrid ha dictado una sentencia que
reconoce su derecho a flexibilizar en un máximo de una hora el horario de
entrada matinal, de lunes a viernes, para poder llevar a su hijo a la
guardería, sin que por ello se le penalice, ya que el magistrado considera que
su ausencia en ese lapso de tiempo no afecta al servicio del comedor en el que
trabaja.
La sentencia da la razón al cocinero del Centro de Referencia
Estatal de Atención al Daño Cerebral de Madrid (dependiente del Instituto de
Mayores y Servicios Sociales) en el que trabajaba en turno de mañana, de 8.00 a 15.00 horas, o de tarde,
de 15.00 a
22.00 horas. Su hora de entrada coincidía con la de llegada de su hijo a la escuela
infantil, motivo por el que reclamó su derecho a flexibilizar en una hora su
entrada.
Una petición
que su centro de trabajo le denegó con el argumento de que era la misma hora a la que comienzan a servir los desayunos y se
pone en funcionamiento la cocina.
Pero a su favor tenía a sus compañeros de trabajo que apoyaron la solicitud del padre porque, según explicaron, basta con dos empelados en cocina para atender el servicio de desayuno, sin que se produzca ninguna incidencia o colapso.
Pero a su favor tenía a sus compañeros de trabajo que apoyaron la solicitud del padre porque, según explicaron, basta con dos empelados en cocina para atender el servicio de desayuno, sin que se produzca ninguna incidencia o colapso.
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