martes, 8 de septiembre de 2015

LA CRISIS CHINA Y LA GLOBALIZACIÓN

Las claves para entender el derrumbe de la bolsa china y su efecto en otras bolsas y economías del mundo.


El pasado 24 de agosto se vivió un auténtico "lunes negro" en todas las bolsas del mundo, arrastradas por el mercado asiático y en especial por el parquet chino. El hundimiento fue grave y generalizado: Shanghai cayó un 8,50%, Tokio 4,61%, Londres 4,67%, Fráncfort 4,70%, París 5,35%, Milán 5,96% y Madrid 5,01%. La debacle no fue menor en Wall Street, donde alguno de sus índices llegaba a hundirse un 8%. 

Pero, ¿cómo la Bolsa de unos de los países que ha liderado el crecimiento económico a nivel mundial en los últimos años ha podido llegar a esa situación? y ¿cómo puede afectar a España y al resto del mundo?



       1.   Las causas de la debacle

China ha liderado el crecimiento económico a nivel  mundial durante años. Sin embargo, en los últimos tiempos, este “tirón económico” empieza a desvanecerse. El país creció en 2014 un 7,4% y la previsión para 2015 es de un 7%, quedando bastante por debajo del crecimiento que era habitual no hace tanto en el país asiático, donde lo normal era un 9-10% anual.

Este hecho deja al descubierto una economía poco equilibrada, demasiado dependiente de las exportaciones teniendo un gran peso relativo en su PIB. Si tu economía depende básicamente de las exportaciones y tus principales clientes como EE.UU y Europa se encuentran en una crisis que reduce el consumo interno de sus hogares, tus exportaciones bajan y, por tanto, el crecimiento de tu economía se reduce.

También se apunta a la caída del precio del petróleo como otra de las causas del derrumbe bursátil chino. Así, la reducción del precio del barril a nivel internacional alimenta la espiral decreciente de la bolsa china, arrastrada por el perjuicio que este hecho causa a las empresas petroleras y del sector energético chino y que se traduce en un descenso del precio de sus acciones.

China está engrandeciendo cada vez más una burbuja en el sector inmobiliario. Según los últimos datos publicados por la Oficina Estadística China correspondientes al mes de mayo, el país cuenta con 657 kilómetros cuadrados de promociones residenciales sin vender. En ese mismo mes, se constató una caída en torno al 6% anual de media en los precios de la vivienda.

Una economía demasiado intervenida que apoyaba a un gran crecimiento económico. Buena muestra de ello es la política gubernamental para sostener artificialmente el precio de las acciones, mediante compras masivas por parte del Gobierno. Una bolsa tan atractiva y de fácil acceso para pequeños inversores con sobrevalorados activos bursátiles de ganancia rápida y fácil.


2.      Unas medidas que no dan resultado.

Para intentar frenar esta espiral bajista, el gobierno chino ha puesto en marcha diversas medidas que, sin embargo, y al menos por el momento, no están dando los resultados esperados, en algunos casos por ser claramente desacertadas y en otros porque todavía no ha habido tiempo suficiente para que produzcan sus efectos.

En primer lugar, se produjeron en tan sólo dos días 3 devaluaciones de la moneda china, el yuan. El objetivo de una devaluación es intentar mejorar la competitividad del país mediante un abaratamiento de sus productos, de manera que resulten más baratos para el resto de países, mejorando de esta forma las exportaciones. Una devaluación empobrece a los ahorradores (pues sus ahorros valen menos) y lastra el consumo interno. Y esto es especialmente sangrante en China donde, por cuestiones culturales, el ahorro de las familias es muy importante. De hecho, la tasa de ahorro de China es prácticamente la más elevada del mundo. El ahorro de hogares, Gobierno y empresas supera un 51% del PIB chino frente al 17% del de EEUU.

Otras de las medidas acordadas no hacen sino poner de manifiesto el intervencionismo del gobierno en la economía antes comentado. Una de ellas ha sido permitir a los fondos de pensiones invertir hasta un máximo de un 30% de sus activos en Bolsa, pues antes lo tenían prohibido.El impacto de esta medida ha sido limitado, pues los inversores han perdido la confianza que antes tenían. También se ha ordenado la moratoria de nuevas salidas a cotización, se ha inyectado liquidez tanto a las empresas públicas como a las pymes, se ha prohibido vender a los grandes inversores (los que tienen al menos un 5% de acciones de una empresa) y se persigue policialmente las ventas a corto especulativas.

Finalmente, se ha realizado una masiva inyección de liquidez en el sector bancario, tanto público como privado, con el objetivo de no frenar el crédito y la inversión. La semana pasada, el gobierno inyectó casi 120.000 millones de dólares en los bancos, con la orden de que fortalecieran los sectores económicos más rezagados.


3.      El impacto en el resto del mundo.

Pero lo que mucha gente se pregunta es por qué esta debacle de la bolsa china afecta al resto de las bolsas mundiales. No debemos olvidar que China es la segunda economía del mundo y que vivimos en la era de la globalización, donde todas las economías del planeta están interconectadas y dependen las unas de las otras.

El freno de la economía china podría tener implicaciones a nivel global, que se manifestarían en caídas en los precios de las materias primas, contagio a otros países emergentes o penalización de las compañías exportadoras.

Muchas empresas europeas y estadounidenses tienen inversiones productivas y comerciales en China. Gigantes estadounidenses como Caterpillar y Chevron han admitido el daño que les están ocasionando los problemas de China. Las acciones de Apple, que ha gozado de fuertes ventas de su iPhone y otros productos en China, han perdido casi un 20% en las últimas cinco semanas. Una disminución en la producción industrial y de construcción en China significa también menos demanda de cobre chileno, carbón mineral australiano y mineral de hierro brasileño.

China no sólo es la segunda economía mundial, sino la primera en Asia. Muchos países de esa región dependen de la marcha de la economía china, según Lombard Street, los países más afectados podrían ser Vietnam, Tailandia, Corea del Sur y Malasia.

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